Habitualmente relacionamos el duelo con la muerte de un ser querido. Cada persona reaccionará a su manera, en función de muchos factores: el nivel de conexión que tenía con el ser fallecido; si era algo que se esperaba (quizá por una enfermedad que arrastraba durante mucho tiempo) o si es una pérdida repentina e inesperada; hasta qué punto la persona se permite conectar con sus emociones o no, etc.
Pero la pérdida de un ser querido no es el único caso que nos lleva a un proceso de de duelo.
El duelo es una reacción emocional dolorosa a una pérdida o a un final. Esa pérdida o final puede ser de un ser humano, un animal, una relación de pareja o de amistad, un sueño o una expectativa que no se cumplirá (lo que podríamos haber sido y no pudo ser), la pérdida de la salud o de alguna capacidad (la vista, movimiento, autonomía personal, etc.), la pérdida de la propia casa, etc.
El duelo es inherente al amor por alguien o por algo. En el momento en que queremos a alguien o algo, aparece la posibilidad de la pérdida o del final, y por tanto, del duelo, de que nos “rompa el corazón”.
Todos conocemos la pérdida de algo o alguien querido para nosotros, o incluso del amor que esperábamos y no fue correspondido (por ejemplo, de un padre o una madre que no nos quiso), todos hemos sentido el final de algún sueño personal que no llegó a hacerse realidad, el final de una relación… Incredulidad, tristeza, rabia, depresión, sensación de impotencia o de injusticia… son solo algunas de las posibles reacciones emocionales a esa pérdida.
El duelo es un proceso natural mediante el cual nuestro mundo interior procesa la pérdida y se adapta emocionalmente a la nueva realidad. Esa adaptación no significa necesariamente que la tristeza desaparezca.
Hay duelos que no terminarán nunca, lo que no significa que caigamos en una profunda depresión para siempre. No hay nada malo en que el duelo se prolongue.
Quizá con el tiempo los sentimientos de ese duelo se irán transformando en nostalgia e incluso en un profundo agradecimiento por esa persona querida desaparecida. Quizá el duelo se convierta en un proceso de aprendizaje y maduración.

También es posible tener duelos “pendientes” por pérdidas del pasado que las circunstancias no permitieron procesar adecuadamente. Quizá en ese momento conectar plenamente con el dolor parecía demasiado abrumador o las personas a nuestro alrededor esperaban que no expresáramos tristeza (que fuéramos “fuertes”) o que no lloráramos. Ese duelo queda enterrado en algún lugar de nuestra mente (inconsciente), a la espera de la oportunidad para aparecer, a veces años después de forma inesperada e inexplicable (a veces a través del cuerpo).
En nuestra sociedad normalmente nuestro sistema educativo o familiar no nos ha enseñado a acoger y estar con nuestro dolor, ni tampoco a acompañar a los demás en su dolor.
Quizá habrá personas que, con una buena intención, nos animen a “pasar página” o a “superarlo” o a “distraernos” con otras cosas para olvidarnos del tema. Quizá esas personas bienintencionadas no sepan qué hacer si mostramos nuestro dolor, quizá se sientan incómodas, y finalmente es posible que decidamos no mostrarlo o solo a las personas más cercanas, para no ser “el o la triste” o “para no dar pena”. Quizá esto nos hará sentirnos culpables por seguir sintiéndonos tristes semanas o meses o incluso años después.
Pero no hay una fecha para terminar el duelo. No hay prisa, aunque quizá otras razones (económicas, por ejemplo) nos obliguen a seguir “funcionando” y a incorporarnos al trabajo y a nuestra vida habitual tan pronto como se pueda.
Nuestro mundo interior está procesando la pérdida, y a veces varias pérdidas, y ese proceso natural necesita de un cuidado, de paciencia, de recogimiento, de compasión.
La psicoterapia te ofrece un espacio en el que poder realizar este proceso difícil de tu vida. Es un lugar seguro en el que poder acoger, contener, expresar y dar forma y sentido a todos estos sentimientos difíciles a tu ritmo, sin prisas.
Nadie te va a juzgar por lo que sientes ni por cuánto tiempo te hayas sentido así ni por ninguna otra razón. Tienes todo el derecho a sentirte así y a cuidar de ti en estos momentos complicados de tu vida.
Carlos Martínez Perales
Más información sobre mí en www.carlosmartinezperales.com
Psicólogo Barcelona (Nou Barris)
Duelo – psicoterapia – Barcelona
Comentarios recientes